Una de las rutinas fundamentales de belleza es la limpieza facial. A lo largo del día nuestra piel se ve afectada por un gran número de factores que la ensucian, engrasan o debilitan, como son la polución, el maquillaje, el polvo o el exceso de grasa, incluso el cansancio y el stress. Todos estos factores hacen que nuestra piel se vea apagada y poco luminosa.
Limpiar la piel implica restaurar su equilibrio natural, eliminando las impurezas y contaminantes y evitando así la obstrucción de los poros, así permitimos que nuestra piel respire y que cualquier otro tratamiento posterior como el aplicarnos un serum o crema hidratante o de tratamiento sea realmente efectivo.
Rutinas de limpieza hay varias dependiendo del tipo de piel que se tenga y sobre todo de las preferencias personales. Convertir esta rutina en un ritual diario y placentero está al alcance de todas las mujeres.
Principalmente existen dos formas de limpiar y tonificar la piel: en uno o en dos pasos.
- Si nos decantamos por una limpieza en un solo paso podemos utilizar aguas micelares. Impregnar un algodón y aplicar el producto con suavidad y sin estirar la piel por toda la zona. No es necesario aclarar ya que éste es un producto 3 en 1: limpia, desmaquilla y tonifica. La piel queda suave, fresca y preparada para la aplicación de nuestro producto de tratamiento facial.
- Para una limpieza en dos pasos limpiaríamos primero con un producto de limpieza en crema, gel o espuma según nuestras preferencias, distribuyéndolo uniformemente sobre la piel del rostro y cuello suavemente y sin estirar. Algunos de estos productos si necesitan un aclarado posterior.
El segundo paso sería, con ayuda de un algodón impregnado en un tónico facial, pasar suavemente por toda la zona dejando la piel preparada, como ya hemos comentado antes, para la aplicación del tratamiento específico.
Es importante destacar que este ritual de limpieza no sólo debemos realizarlo por la noche, para eliminar los restos de maquillaje o contaminantes acumulados durante el día, sino también por la mañana para eliminar el exceso de grasa que nuestra propia piel genera ya que éste se incrementa durante la noche.
Después de estos sencillos pasos de limpieza, nuestra piel estará preparada para afrontar un nuevo día y aprovechar cada uno de los activos, que según nuestras necesidades, apliquemos con nuestro producto de tratamiento diario.